Joserra Olarieta “No necesitamos los transgénicos para nada”

Con una amplia preparación en temas agrarios, José Ramón Olarieta Alberdi (Barakaldo, 1963), es doctor Ingeniero Agrónomo y profesor de Edafología en la Universitat de Lleida. Invitado por CPAEN, participó en las jornadas en torno a la reflexión sobre los transgénicos en Pamplona y Mendigorria y presentó su libro Transgénicos, ¿de verdad son seguros y necesarios? Evidencias científicas que llaman al principio de precaución. Olarieta mantiene que los cultivos transgénicos no son ni...

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Con una amplia preparación en temas agrarios, José Ramón Olarieta Alberdi (Barakaldo, 1963), es doctor Ingeniero Agrónomo y profesor de Edafología en la Universitat de Lleida. Invitado por CPAEN, participó en las jornadas en torno a la reflexión sobre los transgénicos en Pamplona y Mendigorria y presentó su libro Transgénicos, ¿de verdad son seguros y necesarios? Evidencias científicas que llaman al principio de precaución. Olarieta mantiene que los cultivos transgénicos no son ni necesarios ni seguros.

 

¿Cuáles son las razones para decir no a los transgénicos?

La primera y la más básica es que no los necesitamos para nada. Dicen que los transgénicos buscan un problema que resolver: el hambre. Pero el hambre no es un problema, sino que es un síntoma de un problema. El problema es que no hay distribución de la riqueza, el problema son los medios de producció. En el libro de Uvas de la ira de John Steinbeck, escrito en 1939, aparece una frase que sigue vigente hoy en día. Se dice que los hombres han creado frutos para comer pero que no son capaces de crear un sistema para que esos frutos se coman y por eso la fruta se pudre en el suelo, para mantener el precio. Eso sigue pasando, cada verano, en Lérida, por ejemplo. Todos los años hay que enterrar toneladas de fruta para mantener el precio. Entonces, el problema del hambre no es que no sepamos producir y que no haya infinidad de alimentos, sino que no hay voluntad de solucionarlo. En Estados Unidos es en 1996 cuando se comienzan a comercializar productos transgénicos y diversos estudios han demostrado que la gente que pasa hambre ha aumentado, por lo que los transgénicos no ayudan a resolver el hambre.

 

Otra de las razones que se argumenta para estar a favor de los transgénicos es que se supone que aumentan las producciones. ¿Estás de acuerdo?

No es cierto. Cada año analizo los datos de Cataluña y los cultivos transgénicos no dan mayor rendimiento, suelen ir a la par. En la Diputación de Alava sucede lo mismo, y también a escala global. Los rendimientos son los mismos. Además, se dice que la única manera de fomentar la producción es a través de los transgénicos, pero hay alternativas mucho mas sencillas. Se pueden mejorar las variedades y hay métodos para ello sin pasar por los transgénicos. De hecho, están dando mejores resultados que los modificados genéticamente. Hay dos proyectos internacionales en África para desarrollar variedades resistentes a la sequía y para suelos pobres. No han desarrollado ninguna variedad transgénica que sean más productiva en estas condiciones. Sin embargo, si han desarrollado decenas de variedades mas resistentes a sequías. Si queremos mejorar las variedades hay otras maneras, y los transgénicos nos son adecuados ni eficientes.

 

Entonces ¿Hay razones para decir sí a los transgénicos?

Sí, si quieres patentar semillas. El objetivo final de los transgénicos es controlar el mercado de semillas. Los transgénicos tienen una protección de derechos intelectuales que es la patente, a diferencia de lo que tienen las variedades convencionales. Estos derechos no impiden por ejemplo que un agricultor si quiere se guarde la cosecha de maíz de este año para otro año. Con las patentes no puedes guardar las semillas. Ha habido muchos juicios de Monsanto contra campesinos por esa razón.  Por eso digo que el objetivo final de los transgénicos es controlar un mercado que mueve  miles de millones.

 

Has comentado que no son necesarios. ¿Y seguros?

Las variedades transgénicas cultivadas actualmente son dos: producen una o varias proteínas insecticidas de la familia Bt, como los maíces 'MON810', o son tolerantes a uno o varios herbicidas, principalmente glisofato. La OMS  ha reiterado más de una vez que este es cancerígeno.

Hay una frase que se utiliza mucho cuando se habla sobre transgénicos y seguridad y es que no se han demostrado efectos sobre la salud. Es una media verdad, por varias cuestiones: Primero, habría que haber demostrado si tiene efectos sobre la salud antes de comercializar los transgénicos y eso es algo que ninguna de las empresas comercializadora ha hecho. Eso es una vergüenza. Por otra parte, no hay ningún estudio que analice y compare personas que han comido transgénicos con gente que no ha comido. No se ha hecho ninguno, porque además es imposible. En Estados Unidos no se puede saber si un alimentos lleva transgenia o no porque no aparece en la etiqueta. En Europa, sólo aparece si lleva más del 0,9%. No se puede asegurar. Además, si comes carne nadie te asegura que ese animal haya sido alimentado con pienso trasngénico.

 

¿Cuáles son los estudios sobre los posibles efectos de los cultivos transgénicos sobre la salud a largo plazo?

No existen estudios suficientes sobre los posibles efectos de los cultivos transgénicos sobre la salud, se necesita mucha más investigación antes de que podamos estar tranquilos de que no nos puede provocar ningún problema de salud. Hay tres estudios con personas que muestran algún posible efecto de los alimentos transgénicos, y los tres muestran problemas. Un estudio en 2004 mostraba que los genes introducidos en los cultivos transgénicos pueden pasar a la microflora intestinal de las personas. Hay otro estudio que mostró que una variedad de soja transgénica producía en las personas una reacción inmunológica diferente que no producían las variedades convencionales. Otro estudio entre la población femenina en Quebec muestra que la toxina bt que produce el maíz transgénico estaba presente en un alto porcentaje de mujeres y en sus fetos en la sangre. Los estudios se han quedado ahí y no se ha investigado mas.

 

¿Por eso llamas al principio de precaución?

Sí, y por la vergüenza fundamental que es no haber hecho todos estos estudios antes de comercializar. Se ha demostrado que no son seguros, aunque de forma limitada. También se intenta engañar. Nunca te van a decir que el maíz lleva un insecticida pero eso es lo que tiene. Te dicen que está protegido contra el taladro, pero lo que tiene ahí es insecticida. Si te estás comiendo ese maíz te estas comiendo el insecticida.

 

En Navarra se están cultivando 7.200 hectáreas de maíz transgénico. ¿Es un freno para la agricultura y la ganadería ecológica?

Si. En Lérida eso ha pasado. La gente que produce maíz no transgénico, es decir, ecológico, ha desaparecido por los problemas de contaminación. La coexistencia es imposible, es imposible ponerle muros al campo para que no contamine. En Navarra también ha pasado lo mismo. Ahora se importa el maíz ecológico para la ganadería ecológica desde Italia, pero es un mercado que se podría tener en Navarra y se ha perdido. Al fin y al cabo, es el tipo de modelo: se está produciendo un alimento barato, para producir una ganadería barata, para mantener a la población contenta y que no suba el IPC. En este país el/la pequeño/a agricultor/a no tiene nada que hacer, porque para producir barato o tienes muchísimas hectáreas o no vas a ningún sitio.

 

¿La sociedad en general cómo valora el uso y cultivo de los alimentos transgénicos?

La encuestas que se han hecho a todas las escalas muestran que la mayoría de la población está en contra. En Suiza se hizo un referéndum y salió que no. En Grecia, Italia y Francia están prohibidos. En España la tendencia ha sido que aumenta la proporción de gente que está en contra de los transgénicos. Lo que pasa es que hay bastante desinformación o falta de interés. Además, se nos plantea como un tema científico pero es un tema político. Las decisiones son políticas, no científicas. Y el tema de los transgénicos no es más difícil que la política financiera. Tenemos que ser conscientes de lo que decidimos. 

 

Recientemente Pamplona y otros 31 ayuntamientos navarros se han declarado Zona Libre de Transgénicos. ¿Qué implicaciones tiene esta declaración?

Es cierto que es una declaración sin implicaciones pero es muy importante y es hacer presión. Tenemos que estar ahí, y dar la lata, para presionar y sea efectivo y cada vez haya mas visibilidad e información respecto a los transgénicos. Es una cuestión de lucha. Es la dialéctica de la lucha, en la medida que seamos capaces de hacer mas fuerza. La pregunta que nos tenemos que hacer es hacia dónde queremos que vaya la agricultura, nuestra alimentación y la sociedad. Hacia ese modelo tecnocrático donde haya cuatro propietarios que tengan cientos de proletarios llevando el tractor o hacia el modelo en el que el agricultor como trabajador del campo y en cierta manera autónomo puede tomar sus propias decisiones.  Los transgénicos nos llevan hacia un lado y yo personalmente por ese camino no quiero ir. Es un enfrentamiento de modelos.

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