Cuéntanos, ¿Cómo nace Akari gastroteka?
Llevamos ya siete años, desde 2015 cuando Javi, mi compañero, y yo tuvimos la idea de acercar la gastronomía a un nivel asequible para todo el mundo con producto cada vez mas local y dándole un toque tradicional pero con vanguardia en todo lo que hacemos: desde pintxo, carta, raciones…
A lo largo de estos años ha habido momentos muy complicados pero cada vez estamos más cerca de nuestros objetivos. Cada vez las cosas que hacemos tienen más repercusión.
¿Cómo empezaste a introducir alimentos ecológicos en la carta?
Tuve un cambio de chip cuando fui madre; fue el punto de inflexión a nivel doméstico y luego lo trasladé a mi cocina. Me di cuenta que en la cocina somos lo que comemos y quería lo mejor para mis hijos como es lógico. Empecé a introducir alimentos que sabía que estaban libres de tóxicos, de pesticidas y que no tenían antibióticos. Poco a poco me di cuenta que si lo haces por tu familia, cómo no lo vas a hacer con tu negocio que es tu medio de vida y también tu clientela es parte de la familia.
Hace un tiempo no era tan sencillo acceder a productos ecológicos, por lo menos desde el local, a nivel domestico sí. Era complicado tener el nexo de conexión de distribución con personas productoras y agricultoras; sobre todo poder comprar más o menos todo a la vez. Así como con productos convencionales hay distribuidoras de todo tipo, hasta que dimos con Ekoalde fue complicado; al final son los que hacen de nexo de unión entre producción y hostelería y comercios. Ahora es sencillo porque nos sirven todas las semanas, incluso hay dos días de reparto y puedes comprarle todo tipo de productos eco.
En Akari sobre todo utilizamos productos frescos: verduras, hortalizas, fruta, también huevos y patatas porque intentamos hacer las tortillas con producto ecológico. Harinas y quesos también en algún plato nuevo. Nos gusta utilizar productos de temporada por sostenibilidad y es la temporada la que nos marca los productos que consumimos.
¿Cómo es cocinar con alimentos ecológicos?
Cuando comienzas a utilizar productos ecológicos al principio puede parecer más complicado que los convencionales; como no llevan conservantes duran menos, conforme los recibes tienes que cocinarlos, pero eso es lo bueno. El resultado no tiene nada que ver: son sabores genuinos y olores de verdad, se nota una barbaridad. Un tomate sabe a tomate, una fresa sabe a fresa. Lo típico que se ha dicho siempre, pero es cierto. No tiene nada que ver poder comerte algo que te acaban de traer y además conocer de primera mano al productor y poder valorar su trabajo, y finalmente trasladarlo al consumidor final que es lo que nos gusta. Podemos contarle a la persona consumidora que se está comiendo una ensalada de tomate que nos la ha traído tal productor más gratificante. Es gratificante.
¿Cada vez hay más conciencia sobre los alimentos saludables y sostenibles?
De un tiempo a esta parte cada vez todos nos estamos haciendo más conscientes de que o cambiamos un poco la manera de funcionar o nos quedamos sin planeta. Cada vez la gente valora más el poder comerte un pintxo de tortilla que es ecológico, que además estás ayudando al productor que ha producido esas patatas. Cada vez estamos todos más concienciados. O en cada me gusta enseñarles a los txikis, vamos a recoger castañas y luego hacemos un puré en casa, por ejemplo. En los centros escolares también cada vez les enseñan más.
¿Animarías a otros establecimientos de hostelería a que introduzcan alimentos ecológicos?
Animo a consumir en casa pero también por supuesto a compañeros y compañeras que introduzcan productos ecológicos y de proximidad porque es gratificante, porque la gente lo valora y cada una puede aportar su pequeño granito de arena para mejorar.